QUÉ ES LA SANACIÓN?
I



Para Sanar y Sanarse hay que hundirse muy hondo.. resonando en el Ser.. 
Permanecer en el perímetro de nuestro mundo interior, donde nos habitamos, y
ejercitar cómo intimar con ése núcleo..
Permitir que se derrumben las máscaras, las banalidades y que asomen las mentiras a la superficie, para descubrirnos como Seres de Luz que a través de la expansión espiritual, somos Esencia ..
Caminamos el camino de la consciencia. 

Está naciendo lo nuevo, lo viejo no nos sirve más. Aún cuando esta entrega sea conflictiva, porque aparece el miedo a perder aquello que nos da ¨aparente seguridad¨, hay un grito que nace de nuestra propia inmensidad que nos libera de todo el peso escondido en nuestra insondable existencia.
En este proceso, en el devenir de los acontecimienos, asoman los conflictos que dimensionalmente experimenta el Alma.
Las imágenes del caos interno, de la desconexión con nosotros mismos y el entormo nos ¨tocan¨.
El tacto, la mano, el contacto, SANAN.

Las manos tienen el poder de sanar.
Instintivamente, las mamás  llevan la mano a la frente de su hijo para saber qué le está pasando, son naturalmente sanadoras.
En la sanación viajamos hacia el hondo conocimiento de nuestro Ser.

Es comprendernos y dimensionar la comunión, - común|unión - entre el todo que somos, y la necesidad de volver a nuestras raíces,
al encuentro de nuestra esencia.


Somos artesanos de nuestra propia historia.
Es el arte de revelar la musa inspiradora
que habita en nuestro interior.
Es indagar en las profundidades, y rescatar nuestra creatividad. Sabiduría que nos alimenta en la cotidianeidad transitando por la quietud, el silencio, la meditación y la reflexión..
la paz tan anhelada.
Vivir en ¨consciencia¨, es habitar la hondura de nuestra ánima.

Hay sanación cuando nos decidimos voluntariamente a recorrer el camino elegido conscientemente, con nosotros mismos.


Sintonizando a través de la contemplación permanente, y sin tregua, la tarea cotidiana de cada ahora, de cada presente.
Nos sanamos cuando tomamos contacto con nuestra divinidad a través del mecanismo 

de la consciencia.

Somos engranajes que precisan ser puestos a punto, por el único mecánico certero y confiable que conocemos, nosotros mismos.

Este mecánico va adquiriendo ingenio Y destreza a medida que conoce más y más al motor.

Hasta que, finalmente, no distinguimos más
al motor del mecánico, 
ambos son una sola pieza.
¿Cuántas acciones tuvo que realizar el mecánico para llegar a este momento?
Primero, observó qué desperfecto tenía el motor, luego, ideó cómo resolver el problema,
concibió un plan, y finalmente, lo concretó.
Cuánta ternura tenemos que sentir hacia ese Ser oculto que deambula perdido en nuestras profundidades, para desarrollar 
tal despliegue de agudeza.
Buscamos serenamente el lugar
donde mora nuestra alma.

Focalizándonos en esta tarea, nos re-encontramos con nuestra sustancia básica. Este espíritu que nos transporta a otros niveles de consciencia, evolución dimensional..
Hay memoria de lo aprehendido
que habita en nuestras entrañas.

 
Nos almamos.

Acunamos la riqueza de nuestra alma
sobre el pecho, que nos espera desde hace mucho tiempo, en silencio, quietud de los sabios. Y comenzamos a registrar nuevamente quiénes somos. Desgarrada el alma entera, tomamos todas las herramientas que nos son dadas para ir a su encuentro.

Al son de las experiencias, que, con la sanación vamos advirtiendo, el cuerpo, la materia,
aprende nuevas formas de sentir-se.
Utensillos, aparejos, implementos que nos dirigen hacia la contemplación de lo recorrido.

Labrar nuestra propia tierra,

el fuego interior que nos despierta ...

el agua que
¨nos¨ emerge, ...

el aire que nos libera.
La sanación es solidarizarnos con nosotros mismos a través de un sentimiento de enorme comprensión y resonancia dimensional.
Es amarnos incondicionalmente.

Somos nuestros legítimos sanadores.
La sanación es una forma de amarnos
más allá de todo y de todos.
Es comprendernos en la infinitud
de nuestros cuerpos internos y externos.
Vamos comprendiendo qué es el campo energético, cómo es su vibración, cómo vibramos dentro de ese espacio cósmico.

Ejercitamos las articulaciones que son las bisagras que atesoran nuestra agotada y paralizada energía.
Al movernos, nos relacionamos con un aspecto nuevo, la importancia de viajar por las extremidades, el pubis, el sacro y las crestas ilíacas, la cadera, los isquiones y la cintura, la columna vertebral, las clavículas y los omóplatos, la mandíbula, la cabeza, el pelo...
Un recorrido cuya respiración, inhalando por la nariz, y exhalando con sonidos por la boca, ecos de la propia cosecha, nos instalan en una acción energética cuyo campo se expande.

Y así nos re-conocemos como Seres energéticos vivientes. Como cuerpos en permanente transformación.
La danza como forma de comunicación con lo ancestral, y con la divinidad que nos anima.

El canto, expresión gloriosa al son de los instrumentos que acompañan esta frecuencia sonora.
La palabra nos es concedida,
y compartimos lo que ella nos dice.
Los sahumos y el fuego transmutador,

permanecen encendidos, colaborando con la purificación de la experiencia que estamos vivenciando.
Hay sanación cuando el anhelo del explorador de ser su necesario sanador, 
se instala en nosotros.
Y de a poco vamos abriendo casi naturalmente, los telones del gran teatro que es nuestra vida, hasta llegar a nuestra divinidad más pura, 
la Fuente.

Este re-encuentro nos insta a seguir por este camino determinado por ¨confiar¨ en nosotros mismos y en el proceso perfecto del universo con el cual resonamos ancestralmente, círculo virtuoso, rumbo al tan anhelado sosiego.

La contundencia del éxito de este proceso es la persistencia, la tenacidad y la obstinación de
resonar en el estado de Consciencia.

Conocer la felicidad..



Gracias! Añay!
KutiMayu

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